
Rodéame en los brazos de la locura,
extirpa a la bestia
y deja la funda en la mesilla
-junto al vaso de agua-
Tápale la boca a la sábana
y limpia el sudor de esos gritos.
Al alba solo quedan
miradas de oficina, un carraspeo
y dos perchas sobre la cama.
En el armario hay dos lobos
esperando la medianoche.
Nea Thea.
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